ALMUERZO CON ALMA.
Sábado 29 de agosto de 2015.
1. APERITIVO. (EN LA SALA)
Pastor: Les agradecemos que hayan accedido a venir a este
ALMUERZO CON ALMA. Esta es una actividad totalmente diferente a otras que han
asistido. Como todo almuerzo se inicia con un aperitivo. En este caso será LA ORACIÓN. Escuchen con mucha
atención este texto y beban de él:
(Se lee pausadamente y mirando a los invitados, para que
todos lo saboreen)
Aperitivo:
“Ésta
es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios; que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. y si
sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya
tenemos lo que le hemos pedido”
1 JUAN
5:14-15
Les invito ahora a presenciar un DRAMA titulado:
SEÑOR, NO ME INTERRUMPAS QUE ESTOY ORANDO
Personajes
Muchacha Y Dios
Muchacha. Padre nuestro que estás en los cielos...
Dios. ¿Sí?
Muchacha. No me interrumpas, Señor, que estoy orando.
Dios. Pero tú me has llamado
.
Muchacha. ¿Te llamé? Yo no te llamé. Sólo estoy orando. “Padre nuestro que estás en los cielos...”
Muchacha. ¿Te llamé? Yo no te llamé. Sólo estoy orando. “Padre nuestro que estás en los cielos...”
Dios. ¿Ves? Lo has hecho de nuevo.
Muchacha. ¿He hecho el qué?
Dios. Me has llamado. Has dicho: “Padre nuestro que estás en los cielos” y aquí estoy yo. ¿En qué estabas pensando?
Muchacha. Pero, yo no quería decir nada con eso. ¿Sabes? Yo estaba haciendo sólo las oraciones del día. Siempre digo la oración del Padre Nuestro; me hace sentir bien, tanto, como cuando cumplo una tarea.
Dios. Bueno, continúa.
Muchacha. Santificado sea tu nombre...
Dios. Espera ahí. ¿Qué es lo que quieres decir con eso?
Muchacha. ¿Con qué?
Dios. Con el “Santificado sea tu nombre”.
Muchacha. Quiere decir... Quiere decir... ¿Y yo qué sé? No sé lo que eso quiere decir. ¿Cómo lo podría saber? Sólo sé que es parte de la oración. A propósito, ¿qué es lo que quiere decir?
Dios. Quiere decir: honrado, santo, maravilloso.
Muchacha. ¡Ah! Así ya tiene sentido. Nunca había pensado lo que santificado quería decir. Venga tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra.
Dios. ¿De verdad quieres decir eso?
Muchacha. Claro, ¿por qué no?
Dios. ¿Y qué vas a hacer tú para eso?
Muchacha. ¿Hacer? Supongo que nada. Pienso que sería mucho mejor si tomaras el control de todo aquí abajo como lo tienes ahí arriba.
Dios. ¿Crees que tengo control sobre ti?
Muchacha. Bueno, voy a la iglesia.
Dios. No es eso lo que te he preguntado. ¿Y los deseos y envidias que tienes? ¿Y tu mal temperamento y carácter? ¿Sabes? Ahora tienes un gran problema con respecto a esto. Y además de esto está la forma como gastas el dinero, sólo para ti. ¿Y qué tipo de libros lees?
Muchacha. No me mires sólo a mí. Al fin y al cabo soy tan buena como algunas que hay en la iglesia.
Dios. Espera un momento, pensaba que estabas orando para que mi voluntad fuera hecha. Y si eso debe ocurrir debe comenzar por aquellos que oran como tú, por ejemplo.
Muchacha. Vale, está bien. Creo que sí que tengo algunos problemas. Y ya que has tocado el asunto, te podría citar algunos más.
Dios. Yo también.
Muchacha. Nunca había pensado en esto hasta ahora pero me gustaría corregir todos esos problemas.
Dios. Estupendo, ya has comenzado. Trabajaremos juntos tú y yo. Se pueden obtener verdaderamente muchas victorias.
Muchacha. Mira, Señor, necesito terminar esta oración. Ya me está costando más tiempo de lo normal. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.
Dios. ¿Y qué me dices del resto del pan que tomaste ayer? Necesitas eliminar el pan, tienes algunos kilitos de más.
Muchacha. ¿Qué es eso? ¿El día de las críticas? Estaba aquí cumpliendo con mi deber religioso y así, de repente, te metes y me recuerdas todos mis defectos.
Dios. Orar es una cosa peligrosa. Puedes terminar cambiando, ¿lo sabías? Y es lo que estoy intentado hacer. Me has llamado y aquí estoy yo. Ahora es demasiado tarde para parar. Continúa orando, estoy interesado en la parte que viene en tu oración. (Pausa... luego continúa)
Muchacha. Tengo miedo, Señor.
Dios. ¿Miedo? ¿De qué?
Muchacha. Sé lo que vas a decir después.
Dios. Inténtalo.
Muchacha. Está bien: Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Dios. ¿Y entonces Sonia?
Muchacha. ¿Ves? Ya lo sabía. ¿Por qué, Señor? Ella se cree mejor que yo, va diciendo mentiras de mí, no me habla y se ríe con sus amigas cuando paso por delante.
Dios. Pero, ¿y tu oración?
Muchacha. No era lo que quería decir.
Dios. Bueno, por lo menos eres honesta. Pero, no es muy agradable cargar con un sentimiento amargo, ¿no?
Muchacha. No, pero me sentiré mejor después de que me las pague. Ya tengo preparado lo que le voy a hacer. Se va a arrepentir de lo que me ha hecho.
Dios. No te sentirás mejor. Hasta te sentirás peor. La venganza no es bonita. Piensa en cómo ya eres infeliz. Pero yo puedo cambiar todo eso.
Muchacha. ¿Puedes? ¿Cómo?
Dios. Perdona a Sonia y después te perdonaré yo. Después el odio y el pecado serán problemas de Sonia y no tuyos. Puedes perder popularidad entre sus amigas pero ganarás tu corazón.
Muchacha. Pero Señor, yo no puedo perdonar a Sonia.
Dios. Entonces yo tampoco te puedo perdonar a ti.
Muchacha. Tienes razón. Bueno, siempre tienes razón. Prefiero estar bien Contigo que vengarme de mi prójimo. Bien, bien, ya la perdono y te digo más, ayúdala a entregar su corazón a Ti. Ahora que pienso en todo eso, veo que va a terminar muy mal.
Dios. Maravilloso, muy bien. ¿Cómo te sientes ahora?
Muchacha. ¡Hummm! Bien, nada mal. De verdad, nada mal. Realmente me siento muy bien. Parece como si el perdón ocupara el espacio donde estaba el rencor por Sonia.
Dios. ¿Seguro?
Muchacha. ¿Sabes? Creo que es la primera vez que yo recuerdo que no me voy preocupada a la cama.
Dios. Pero aún no has terminado tu oración. Continúa.
Muchacha. ¡Ah! Bien. Y no nos metas en tentación mas líbranos del mal.
Dios. Excelente, haré exactamente eso sólo que tú
debes poner también de tu parte y deberás evitar todo donde puedas ser tentada.
Muchacha. ¿Qué quieres decir con eso?
Dios. Dejar de pasar por tiendas donde venden revistas no muy apreciadas, cambia alguno de tus amigos... algunos que dicen ser tus amigos te están dominando. Ellos te envolverán en cosas erradas sin que lo notes. No te dejes engañar. Ellos dicen que lo pasan bomba pero para ellos y para ti será la ruina. Después no me uses como puerta de escape.
Muchacha. No comprendo.
Dios. Sí comprendes. Has hecho eso muchas veces. Te encuentras en una situación difícil, te metes en problemas y después vienes a correr hacia mí: “Señor, ayúdame, líbrame de este lío” y “te prometo que nunca más me meteré en otro”. ¿Te acuerdas de este tipo de negocio que has querido hacer conmigo?
Muchacha. Me acuerdo y me avergüenzo, me avergüenzo de verdad.
Dios. ¿Te acuerdas de alguno en especial?
Muchacha. Bueno, cuando mi vecina me vio salir de la discoteca, yo le había dicho a mi madre que iría de compras. Me acuerdo que te dije: “Señor, haz que no se lo diga a mi madre y nunca faltaré a la iglesia”.
Dios. Ella no le dijo nada a tu madre y tú no cumpliste con tu promesa.
Muchacha. Perdona, Señor, perdona. Hasta ahora pensaba que orar era suficiente. Nunca pensé que contestarías de esta manera.
Dios. Bueno, adelante, termina tu oración.
Muchacha. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria, por todos los siglos, amén.
Dios. ¿Sabes lo que me daría más gloria? ¿Lo que realmente me haría feliz?
Muchacha. No, pero me gustaría saberlo. Ahora quiero agradarte. Ahora quiero sentir lo bueno que es ser seguidora tuya.
Dios. Has contestado justo a mi pregunta.
Muchacha. ¿Sí?
Dios. Exacto. Aquello que me dará más gloria es tener personas como tú que verdaderamente me amen y me sigan. Estoy viendo que eso está comenzando a ocurrirte a ti. Ahora que los viejos pedazos fueron puestos en claro y quitados del camino, nadie imagina lo que podemos hacer juntos.
Muchacha. Señor, vamos a ver lo que puedes hacer conmigo, ¿te parece?
DESPUÉS DEL DRAMA.
El ingrediente principal del
Almuerzo de hoy será: LA ORACIÓN. La Biblia y la Iglesia siempre nos
están invitando a la oración. Pero no sabemos cómo hacerlo y cuando rezamos u
oramos, no siempre estamos seguros si Dios nos escucha. Hoy trataremos de
responder algunas preguntas con respecto a la oración, como:
¿Qué es orar?
¿A quién se le debe orar?
¿Por qué y cómo debemos orar?
¿Contesta Dios nuestras oraciones?
En Almuerzos con Alma anteriores
tratamos los temas LA SALVACIÓN, LA BIBLIA y LA CONFIANZA
EN DIOS.
En el ALMUERZO CON ALMA de hoy buscaremos, las respuestas que la Biblia da a
estas preguntas y así nos motivemos a LA ORACIÓN.
Les invitamos a pasar al comedor.
2.
ALMUERZO. (EN EL CENÁCULO)
Pastor:
Frente a nuestros platos está la carta
de nuestro almuerzo de hoy (la lee en voz alta).
También
encontrará una ficha con el logo de
nuestro ALMUERZO CON ALMA y un número. No debe darlo vuelta hasta que se
solicite.
El tema de este Almuerzo es LA
ORACIÓN
y la idea principal es que Dios oye y contesta todas nuestras
oraciones.
¿Qué es orar? Es dialogar con Dios, nuestro Padre
celestial, con el propósito de escucharlo,
alabarlo, darle gracias y pedirle aquello que nos conviene. Orar no es una
obligación sino una necesidad.
¿A QUIÉN
SE LE DEBE ORAR?
Debemos
orar al Padre en el nombre del Señor Jesucristo a través del ministerio del
Espíritu Santo.
Ficha 1: “Hasta
ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría
sea completa”. San Juan 16:24
¿QUIÉNES PUEDEN ORAR?
Todos
pueden orar. Sin embargo, solo los que caminan en fe y obediencia a Cristo
pueden esperar respuesta a sus oraciones. En la víspera de su crucifixión,
Jesús prometió a los suyos:
Ficha 2: “Y todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en
el Hijo. / Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” San Juan 14:13,14
Ficha 3: “Pidan, y
se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá” San Mateo 7:7
Ficha 4: “Al que
puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el
poder que obra eficazmente en nosotros”.
Efesios 3:20
¿POR QUÉ
DEBEMOS ORAR?
Debemos orar para tener
comunión con Dios.
Dios espera ansiosamente que nos acerquemos a Él en oración. Por medio de la
oración conocemos el propósito de Dios para nuestras vidas. Hay un proverbio
oriental que dice: “Si tienes un amigo, recorre con frecuencia el camino hacia
su casa, de lo contrario corres el peligro de que crezca la maleza y no
encuentres el camino”. Y la Palabra de Dios dice:
Ficha 5: “Clama a mí
y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no
sabes”. Jeremías 33.3
¿CÓMO
DEBEMOS ORAR?
Debemos
orar de acuerdo con la voluntad de nuestro Padre Celestial. No debemos orar
pidiendo cosas, sino pidiendo directivas para lograr estas cosas. Lo primero
conduce a la pasividad, lo segundo a hacernos las preguntas que nos conducen a
lograr la dirección de Dios.
Ficha 6: “Queridos
hermanos, si el corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios, y
recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos
lo que le agrada”. 1 Juan 3:21-22
Ficha 7: “Y cuando
ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para
ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” San Mateo 6:5
Ficha 8: “Mas tú,
cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo
secreto te recompensará en público.” San
Mateo 6:6
Ficha 9: “Y orando, no uséis vanas repeticiones,
como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.” San Mateo 6:7
Ficha 10: “Vosotros,
pues, oraréis así: Padre nuestro
que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” San Mateo 6:9
DIOS
CONTESTA SIEMPRE NUESTRAS ORACIONES
Estamos
acostumbrados a recibir respuestas positivas de parte del Señor; pero las
respuestas de Dios no siempre lo son, a veces el Señor responde NO; otras veces
dice ESPERA, y hay ocasiones en que simplemente CALLA. Esto no debe
desanimarnos cuando oramos; al contrario, debemos acercarnos confiando que si
pedimos según su voluntad Él nos dará,
no necesariamente lo que nos gusta, sino lo que realmente necesitamos.
Ficha 11: “Ésta es
la confianza que tenemos al acercarnos a Dios; que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si
sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya
tenemos lo que le hemos pedido”. 1 Juan 5:14-15
CONCLUSIÓN
La Palabra de Dios es
el mejor recurso para conocer la voluntad de Dios, y orar conforme a ella es
una garantía de respuesta. El Espíritu Santo es nuestro ayudador en esta
“especial vivencia” que nos da la oración como parte crucial de la vida
cristiana.
3. BAJATIVO. (EN LA CAPILLA)
PUESTA EN ESCENA: Bancas ubicadas en cuadro. Al centro una
mesa baja como altar. Sobre ella una mano con cirio encendido (la oración en el
Espíritu Santo) y la Biblia (la Palabra de Dios).
PASOS:
Al entrar a la Capilla, se escucha una alabanza muy alegre.
Hermana Elena: Entrega a cada participante:
·
Una tarjeta en blanco y lápiz para escribir ORACIÓN DE
PETICIÓN.
·
Un sobre para OFRENDA (Deberá depositarlo en el ofrendero,
al término de la ceremonia)
Pastor: Palabras de INTRODUCCIÓN.
Hermana Elena:
·
Ofrece en una bandeja DULCES y REGALOS para cada participante.
Pastor:
REFLEXIÓN
LA ORACIÓN.
LECTURA BÍBLICA: San Lucas 11:5-10
ORACIÓN. Propósito: Presentar al Señor nuestras vidas y
pedirle por la
petición más importante que hoy tenga en su corazón para Dios. pedir con
completa confianza en que Él la responderá.
·
Pastor solicita que cada participante escriba una PETICIÓN
al Señor y la deposite en el cofre de peticiones. Cada domingo se ora por esas
peticiones.
CANCIÓN.
Relacionada con la oración.
BREVE ORACIÓN Y BENDICIÓN FINAL:
“La gracia del Señor Jesucristo,
el amor de Dios,
y la comunión del
Espíritu Santo
sean con todos
vosotros.
Amén.”
REFLEXIÓN
LA ORACIÓN.
“5 Les
dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le
dice: Amigo, préstame tres panes, / 6 porque un amigo mío ha venido a mí de
viaje, y no tengo qué ponerle delante; / 7 y aquél, respondiendo desde adentro,
le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo
en cama; no puedo levantarme, y dártelos? / 8 Os digo, que aunque no se levante
a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le
dará todo lo que necesite. / 9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. / 10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (San
Lucas 11:5-10)
Importancia del pan.
“5 Les
dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le
dice: Amigo, préstame tres panes”
Todos los que tenemos verdaderos amigos,
sabemos que ellos no se molestarán si, estando en dificultades, acudimos para
pedirles ayuda. En este caso, este hombre fue a pedirle a su amigo tres panes;
algo muy sencillo pero necesario para servir de comer al que venía a visitarle.
Cuando leemos “panes” no pensemos en la forma de nuestros panes actuales sino
en panes generalmente redondos, horneados para un día o dos, hechos con harina
de trigo o cebada. Era un alimento fundamental, a tal punto que en hebreo
“comer pan” y “tener una comida” eran lo mismo.
La hospitalidad hebrea.
“6
porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante”
La visita del amigo lo sorprendió sin
alimento. A cualquiera de nosotros le puede suceder un caso similar. A veces,
por situación económica o por falta de prevención, no estamos preparados para
un imprevisto. La hospitalidad siempre implica algún tipo de gasto, sea en
alimento, consumos básicos o alojamiento. Pero ello no importa al que es
hospitalario y tiene un corazón amoroso para con sus visitas. El hombre de esta
historia quería atender bien a su amigo, servirle pan o comida, y como no
disponía de él, le solicita ayuda a un amigo vecino de su casa. No pidió gratis
sino en préstamo.
La imprudencia de un vecino.
“ 7 y
aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está
cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?”
La puerta del vecino ya estaba cerrada. En
esos tiempos también había delincuencia y había que protegerse de ella por las
noches. (Recordemos el hombre que fue asaltado en el camino, en la parábola del
buen samaritano). El modo de dormir en la casa oriental era distinto a nuestros
dormitorios. No se acostumbraban las camas individuales en cuartos separados.
Los colchones se extendían lado a lado dentro de la pieza para que todos los
miembros de la familia durmieran juntos. El padre dormía en un extremo y la
madre en otro, para cuidar que los niños no se salieran de debajo de la colcha.
Por eso la excusa del padre de familia fue mis
niños están conmigo en cama; no puedo levantarme. La llamada del vecino a
la puerta, fue molesta para este hombre y se negaba a abrir. Era razonable su
negativa, pongámonos en su lugar: ¿Abriría usted la puerta a medianoche, cuando
ya todos duermen?
Nuestra oración no importuna a Dios.
“8 Os
digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su
importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.”
La parábola no dice que el hombre insistiese
en su petición, pero algo sucedió en el corazón de su vecino. Se levantó, buscó
los panes, abrió la puerta y se los dio. Jesús explica que por su importunidad,
para que no siga insistiendo, accedió en darle los tres panes. Alguien
importuno es uno que comete importunidad: Molestar a alguien, especialmente con una pretensión o solicitud
inoportuna y generalmente demasiado insistente.
Si un vecino que tiene sus propios problemas, se compadece de nosotros
cuando solicitamos una ayuda, ¡Cuánto más Dios se compadecerá de nosotros si
solicitamos Su favor, no importando cuándo y dónde sea!
Oración es pedir, buscar y llamar a Dios.
“9 Y yo
os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. / 10
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se
le abrirá.”
Estas son palabras de confianza para todo
hombre o mujer que se acerca a Dios en oración: Pidan y se les dará; busquen a
Dios y Sus bendiciones y las hallarán; llamen a las puertas del Cielo, sin
temor, Él las abrirá. En el reino de Dios no es como en el reino de los hombres
donde se cierran las puertas, los bolsillos y los corazones; en el reino de los
Cielos hay misericordia y oídos dispuestos a escuchar al que pide tres panes.
¿Cuáles son tus tres necesidades más apremiantes? Golpea a las puertas del
Señor y Él te responderá como Padre Bueno que es.
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